El período vacacional de verano es el más largo de todo el curso y esto supone una preocupación más para muchas familias que no quieren que sus hijas e hijos se olviden de lo aprendido a lo largo del curso. Y aquí es dónde llega el dilema; ¿deberes en verano sí o no?
El curso es largo y está marcado por una rígida rutina tras la cual, todos acabamos cansados, sobre todo las niñas y niños. Su rígido horario, lleno de actividades, es muy estimulante pero también agotador. No olvidemos que, normalmente, pasan 7 horas o más en el colegio a lo que, además, hay que añadir las horas de actividades extraescolares.
Teniendo esto en cuenta, muchas y muchos menores cumplen más de una jornada laboral en constante actividad y recibiendo estimulación continuada. Esto, repetido a diario durante aproximadamente 9 meses es, sin duda, agotador.
En verano, rutinas sí pero más flexibles
Esto no quiere decir que, llegado el verano, haya que romper las rutinas y dejar las actividades y responsabilidades a un lado, pero sí es conveniente relajarse, flexibilizar tiempos y permitir que las/os más pequeñas/os de la casa descansen, desconecten y recuperen fuerzas.
Se recomienda mantener ciertas rutinas para que haya un órden en la vida de los/as menores pero que éstas sean más flexibles. Descansar y alimentarse bien es primordial y a esto le podemos añadir actividades al aire libre, salidas con amigos y amigas, paseos en bicicleta, actividades deportivas… Todo ello es estimulante y muy beneficioso para las/os más pequeñas/os. Los mantiene activos física y mentalmente, permite que estén en contacto con la naturaleza y con la gente, que jueguen y se diviertan y, además, les aleja de las pantallas, lo cual resulta liberador.
Tareas motivadoras
En cuanto a las tareas más académicas, por supuesto que se pueden incorporar a las rutinas de las vacaciones pero se recomienda que éstas sean motivadoras y divertidas. No es lo mismo realizar problemas de matemáticas en un cuaderno que tener que arreglar una máquina estropeada y pensar cómo se puede solucionar, apuntar los materiales necesarios en una lista e ir a comprarlos manipulando dinero. Ni es lo mismo leer el texto de un cuaderno que les hemos comprado de manera aleatoria que leer un libro, cuento, cómic…que les encante y les enganche; del que quieren saber más cada día y que,además, cuenta con unas ilustraciones bonitas y coloridas.
Otra opción para estimular sus mentes son los juegos de mesa. Éstos, además de divertidos, permiten trabajar aspectos tan importantes como la atención, agilidad mental, concentración, lenguaje o cálculo, entre otros. Pueden ser juegos individuales o colectivos. En este último caso, pueden ofrecernos muy buenos momentos en familia o ser un buen recurso para jugar con los amigos/as.
Ideas, muchas
Teniendo esto en cuenta, hay muchas alternativas para seguir estimulando sus mentes de manera lúdica y motivadora, y sin tener que recurrir a cuadernos o pantallas.
Aquí os compartimos algunas ideas:
- Lectura (cuentos, álbumes ilustrados, libros, cómics…). Recomendamos acudir a una biblioteca pública para que ellas/os los elijan.
- Juegos experimentales (crear plastilina casera, pintar en cartones u otras superficies, colaborar a la hora de preparar la comida, decorar un espacio con ramas y piedras, crear minimundos en la naturaleza…)
- Actividades deportivas y al aire libre
- Juegos de mesa
- Naturaleza: Si tenéis la suerte de poder estar cerca de la naturaleza, la siempre presencia de los animales y las plantas conforman un sinfín de recursos muy pedagógicos. Observarlos, clasificarlos, tomar imágenes, dibujarlos en un cuaderno o modelarlos con arcilla, coger y comer los frutos del verano…
Pero sin duda, ¡no hay mejor tarea que pasar tiempo con ellos/as!
